viernes, 3 de septiembre de 2010

S.I.P. ¿nuevo bálsamo de Fierabrás?


Cuando Don Quijote explicaba a Sancho las cualidades del Bálsamo de Fierabrás, gracias al cual no había ni que temer a la muerte ni a ferida alguna, Cervantes no era consciente que cuatro siglos más tarde íbamos a redescubrirlo con el nombre de S.I.P. (Sistema Institucional de Protección).
Hemos pasado los últimos meses escuchando y leyendo, muchas veces con temor, toda clase de comentarios sobre la solvencia del sistema financiero español, la liquidez de las entidades, las garantías de nuestros depósitos en España y fuera del país. Con especial hincapié, siempre de carácter negativo, en las Cajas de Ahorro. Pero se ha pasa de puntillas sobre la evolución de las cuentas de resultados de las entidades financieras, es decir, la viabilidad del negocio en un futuro próximo.
El sistema financiero, desde mediados de 2.008, se encuentra inmerso en una reducción drástica de sus beneficios anuales, con un final no escrito (pero sí previsto) de pérdidas aseguradas (salvo muy honrosas excepciones que se cuentan con los dedos de una mano) por diferentes razones, sin ánimo de ser exhaustivo:
·         bajada de los tipos de interés de los préstamos en vigor dado que su índice de referencia, Euribor, está artificiosamente en mínimos históricos, casi congelado.
·         Subida descomunal de los tipos de interés que deben pagar las entidades a los depositantes para que les confíen sus ahorros y para compensar el cierre de los mercados mayoristas de financiación.
·         Dotaciones crecientes (y asunción de pérdidas) por los préstamos, tanto  al sector inmobiliario como a los particulares. Sin poder llegar a cuantificar lo que la contabilidad imaginativa esconde en los valores de los activos de los balances de bancos y cajas.
La solución a todos los males la tenemos: S.I.P. ¡se firma uno entre varias entidades y todo solucionado!
Se mantienen los consejos. Interesa, sobre todo a sus componentes, receptores de dietas y otros emolumentos.
Se mantiene la marca. Así todos los clientes, trabajadores y políticos se quedan satisfechos, parece que nada ha cambiado y que nadie pierde el partido.
Se mantiene las oficinas, casi sin solapamiento en los SIP anunciados, y los Servicios centrales. 
Creamos un nuevo ente para dirigir los nuevos intereses, que dotaremos con inmuebles y con su personal asociado, con sus nuevas comisiones y grupos de seguimiento del plan trazado (más gastos). ¡Vuelta a la tranquilidad y a seguir trabajando!.
No se aborda el verdadero problema para la supervivencia del sistema en el largo plazo, cómo conseguir (volver en la mayoría de los casos) a la existencia de beneficios recurrentes y sostenibles. Hasta la fecha sólo conozco dos vías, bien reducimos gastos bien aumentamos ingresos. O ambas al mismo tiempo.
No estoy del todo tranquilo, algo me dice que este dichoso bálsamo tiene efectos secundarios. Pero no encuentro el prospecto y el médico que lo recetó (léase Banco de España) o no está o no se le espera, ¡de momento!
¿Qué hay detrás? ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Cuándo comenzará? Estimo que no pasarán muchas lunas para dar continuación a lo antedicho.
¡Si Cervantes levantase la cabeza!

Alicante 1 de junio de 2010